Antes de irse a visitar lugares de cuento, Luigi nos ha
dejado unos deberes para este verano, para que no se nos olvide lo aprendido
durante el curso:
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Camina descalzo por la hierba o por la arena, disfruta de la temperatura del
suelo, las texturas. Cierra los ojos y sencillamente camina.
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Quédate un día, o despiértate para ver amanecer.
Observa como el sol empieza a anunciarse en este con su luz, y como poco a poco
se va dejando ver. Recuerda que todos tenemos algo que enseñar a los demás, y
que nuestra luz no puede tapar la de otros.
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Recuerda algo bonito que te haya pasado durante el
curso. Si quieres puedes escribirlo en una libreta a modo de anécdota, si no
simplemente, disfruta de ese momento. Acostumbra a hacerlo por ejemplo cada
semana, y verás que tienes un montón de cosas por las que sonreír.
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Da los buenos días, cuando vayas por el pueblo, por tu
lugar de vacaciones… da los buenos días y pon una gran sonrisa, recuerda que “La
sonrisa de Daniela” volaba y volaba y se posaba en aquellos que más lo
necesitaban.
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Habla mucho con papá y mamá: de cuando ellos eran
niños, de lo que les gusta, de sus sueños… comparte tus sueños con ellos.
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Mira las estrellas por la noche, recuerda que son
grandes soles que se encuentran tan lejos que apenas las podemos ver, y que
cuando es de día aunque están no las distinguimos por la luz del sol. Tú puedes
brillas como una de ellas, de hecho, ya lo haces.
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Juega. A juegos tradicionales, a juegos de mesa, a
juegos con otros niños… haz que tú seas el protagonista del juego y no que
alguien haya programado un juego digital por ti.
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Abúrrete, y verás qué de cosas para entretenerte se te
pueden ocurrir.
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Lee. Lo que te guste, lo que te apetezca. Prueba a
jugar con papá y mamá, o con los abuelos, o tus hermanos, a leer con diferentes
entonaciones, ritmos, voces…
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Haz la compra. Dile a mamá o papá que te deje ir a
comprar a ti pequeñas cosas, y cuenta el dinero, y observa las vueltas, o si
tienes presupuesto para todo lo que tienes que comprar.
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Canta, dibuja o haz las dos cosas a la vez. Baila,
porque tu cuerpo es una máquina lista para bailar.
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No participes en aquellas actividades que no te
gustaría que te hicieran a ti. Trata a la gente como te gusta que te traten a ti.
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Cocina pan, o asado, o verduras… nota su olor antes y
después de ser cocinadas. Disfruta de la preparación de lo que vais a comer tu
familia y tú, sé Chef por un día (o por varios).
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Haz algo por alguien sin esperar recompensa: limpia la
calle de tu pueblo, ayuda al vecino a subir la compra, abre la puerta cuando
veas que alguien llega cargado… disfruta de ser útil para alguien sin más.
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Y sobre todo, recuerda que todo esto lo puedes hacer
durante todo el año.
