Sabéis una cosa: el 28 de julio de 1917 nació una niña a la que pusieron por nombre Gloria. Era imaginativa y risueña, y de su cabeza salían las rimas más alocadas que puedes imaginar. A los cinco años ya escribía. “No estés todo el día en las nubes y atiende en clase” imaginamos que muchas veces le decían sus maestras. Y atendió, vaya que si atendió pero también siguió imaginando y hoy, gracias a ella, conocemos a Doña Piturra y a Doña Sara; sabemos dibujar un niño, y un dromedario…; jugamos a las adivinanzas e incluso conocimos al corazón de la Tierra. También escribió para adultos, puesto que tenía muchas cosas que contar.
Esperamos que a Luigi le guste este poema, y aunque ya sabemos que fuego, lo que se dice fuego Luigi no echa, siempre se puede sentir mejor, ¿verdad?
El Dragón era
precioso.
Entre iguana y
armadillo
lagartija y
lagartillo
ojos de pinchón
y panza de de
botijo,
era como un camaleón
sólo que aumentaba
un millón
- de veces -
cambia de color
según el dolor.
Si le dolía la
tripa,
de ponía verde;
si le dolía la
espalda,
verde esmeralda;
si le dolía el
rabo,
se ponía blanco como un nabo;
se ponía blanco como un nabo;
si tenía miedo,
el Dragón echaba
fuego.
Tenía escamas por
todo él cuerpo.
Era grande y alto
alto
como gigante
lagarto;
alto y delgado
como su abuelo,
parecía un rascacielos,
-de catorce pisos.
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